octubre 17, 2014

Comentario - Lo bello y lo triste (Yasunari Kawabata)


La literatura japonesa siempre es excelente, ya sea por la elegancia de su lenguaje (que sólo conozco a través de traducciones), o por la atmósfera siempre cargada de un misticismo triste. Y justo eso es lo que se encuentra en esta novela, del escritor japones Yasunari Kawabata. No por nada fue el primer nipón en ganar el Nobel de literatura. Y no es para menos, ya que su estilo viene cargado de una pesada reflexión sobre la belleza y el erotismo sensorial del paisaje. Este escritor abunda en la maravilla de los sentidos y de los paisajes, en los jardines y los templos de ciudades que se desnudan como mujeres ante lectores que desconocen aquello de los que habla: ciudades míticas que se han perdido en el tiempo, en las tradiciones y en la modernidad. Todo en un denso conglomerado de introspecciones.

Kawabata, escribe una novela que desde el título mismo es seductor: Lo bello y lo triste. Es decir, una novela que no esconde la naturaleza de su historia. Algo bello y triste, algo vivo y frustrante. Se trata de la historia del escrito Oki y de la pintora Otoko, quienes guardan un mutuo pasado tormentoso, en el que ambos son piezas claves de la tragedia. Oki Toshio, residente de Kioto, un hombre maduro que sedujo a la virginal Ueno Otoko en su temprana feminidad y que ahora es un escritor famoso, regresa con la excusa de un caprichoso viaje de fin de año hacia Kamakura, preparado para re-encontrase con la mujer con que engañó a sus esposa, y la que iba a tener un hijo de él. Tras la desgracia que ha quedado en el pasado de ambos, el tiempo que transcurre entre estos personajes deja más heridas que olvido, sin que ninguno se separe de la tristeza que es su propia memoria. La fama les llega a través de sus respectivas artes, con el paso de los años en que dejan de verse, retratada en una novela dolorosa que ha hecho famoso a Oki y a Otoko... lo que les dará más pesar que su propia existencia revivida en los ojos del otro. Fumiko, la mujer de Oki, ve en su antigua rival el sello de la mala suerte, y no es para menos, cuando la joven aprendiz de ésta, aparece en escena. Los celos de las mujeres son peligrosos, y más de una mujer como Sakami Keiko, una brillante pero desequilibrada pintora de estilo abstracto, que vive con Otoko, y que ha jurado efectuar la venganza en honor de la mujer que ama.

Oki Taichiro, hijo de Oki Toshio, termina atrapado en el pecado que ha sido la vida de los padres y de Otoko, dentro de una vorágines de imágenes seductoras del japón de mediano siglo XX. Sin duda, una novela encantadora, llena de sombras y contrastes, donde la memoria es una pesada laja que adorna el cuello de los personajes, que parecen encaminados torpemente a la fatalidad de su poco juicio. En este libro, se detalla el goce estético del viaje, de la contemplación, y de la introspección, usando como excusa la historia de Otoko y Oki, que además de ser terriblemente oscura, es dolorosamente vívida. El amor, es terrible cuando no puede morir del todo. Y termina consumiéndolo igual todo.

La novela es brillante, y por demás entretenida. Se goza de los alrededores de ese japón, tan lleno de una magia que se comienza a perder en el pasado en las mismas páginas que se leen. Además, el gusto refinado del autor es una verdadera joya para la lectura de esas tierras orientales, ya que permite que la inteligencia se sume con el placer hedonista del voyeur, quien se asoma por las páginas con una pretensión conmovedora. "Lo bello y lo triste" es una novela llena de presagios, de sombras, y de caminos muertos, donde el amor cede ante la venganza que ha impulsado el mismo amor.

Sin duda, uno de esos libros que da de qué hablar.

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