El hilo entre el erotismo y la pornografía es a veces muy difícil de distinguir. Por eso es que se agradecen novelas como ésta, donde el buen gusto prevalece por encima de todo. Debe ser la suma de la experiencia de la autora, que a sus 70 años publicó este libro en 1984. El amante, de Duras, es un libro breve de unas 136 págs. que relata la historia romántica entre una joven blanca de 15 años, y un hombre chino de gran fortuna, acunados en la belleza idílica de la Indochina colonial francesa, hoy Vietnam. Es una novela que ocurre entre los años 20's y 30's. El lenguaje de la novela es fantástico, tanto por el tono melancólico del narrador, como por la riqueza de pensamientos sobre el pasado.
El amante es una novela que hace pensar en la vida de la propia autora por la profundidad de las reflexiones y por las semejanzas en la biografía. Sin embargo, esto es completamente irrelevante. Se trata de la historia de degradación de una familia, atestiguada desde una relación doblemente prohibida.Una vez por la lucha de la joven semi-adulta que conoce los secretos de la carne, violando la ley y la moral, y otra por el racismo que es tangible a lo largo de todo el relato entre los personajes; así como el ridículo orgullo francés, que en este caso se nos muestra universal -y del que ya deberían haber aprendido algo, dada la historia del último siglo, cuando menos-. La historia de la familia es una de desgracia y miseria, de dogmas y secretos, de muerte y locura, y manipulación y rencor... de buenas costumbres. La violencia es el punto central, la cólera. La violencia entre la familia, entre los hermanos llenos de un fanático deseo escapar de su desgracia, entre los amantes que se necesitan pero deben ocultarse, e incluso en un país que se queda en la promesa de una Camboya exitosa, de la que no se puede cosechar nada digno, y que nada digno dejará que se quede en las manos de sus personajes, y que se traga por completo a los personajes de esta novela.
La historia de El Amante es la historia de un país que esta creciendo, de una mujer que esta creciendo, y de un romance que está condenado desde un inicio a la fatalidad y la clandestinidad. Sus pasajes son hermosos y crueles, como los recuerdos de la mujer que nos narra sus secretos, y que se ha quedado hueca al dejar partir su infancia y su amor, al perder los lazos que la ataban a su familia, y al aprender a ser una mujer independiente. La joven de esta novela nos cuenta cómo es la vida de la miseria económica de una clase acomodada que pierde la buena suerte en aquel país, y que resulta especialmente hiriente para la familia de origen europeo que se resiste a aceptar lo que le ocurre a su alrededor, pero que ve desgastarse poco a poca cada jirón de sus posesiones y sus almas; y que incluso les persigue más allá de sus fronteras. El amante, el adinerado hijo de un comerciante chino, es el rescate de esta joven, que nos encuentra detrás de una ciénega tan negra como los recuerdos. El lenguaje que utiliza la autora es de singular belleza, decrépito y honesto. Es la demostración de elegancia de una mente creativa que ha visto pasar su vida de frente, y que nos permite conocer esta gran historia. Aunque se considera una novela erótica, tiene aproximaciones más notables con el existencialismo. Las descripciones de la belleza de los cuerpos son inteligentes y de gran valía.
Este libro es una obra de arte en sí mismo, cuya historia no necesita ser precedida por el nombre de la autora, o el nombre de los propios personajes. Es una historia universal y atemporal. Es un sentimiento constante de miseria el que lo guía, y que comparte con sus lectores. Es una historia heroica de la desgracia de una niña que tiene que convertirse en mujer, pagando el precio de la memoria a la traición que comete a sí misma. Comienza y termina como una gran historia, que sin duda merece ser leída para el goce de los sentidos, la mente y el espíritu. El libro del El Amante es desgarrador y brutal, y nos recuerda que seguir adelante duele. Después de leerlo no queda nada. O quizá el recuerdo constante de la felicidad, que en esta historia es el brillo de los cristales de una limusina negra.