junio 26, 2014

Comentario - Memoria de mis Putas tristes (Gabriel García Márquez)



En un ataque de sensacionalismo literario, y aprovechando que ya ha pasado un poco de tiempo tras la muerte de García Márquez (y sin el falso proteccionismo leviatánico de quienes quieren crucificar a quienes le dicen Gabo como si eso les hiciera más cultos; obviamente hablando de quienes piden respeto, pero no leen más que pequeñas frases en facebook -triste destino de la Rayuela de Cortázar-), pero no tanto, he decidido leer el libro de Memoria de mis Putas tristes, que es la última novela publicada en vida por el escritor colombiano, que residía en la Ciudad de México en el momento de su muerte. Tardé en leer este libro por el prejuicio que algunos de mis amigos me habían inculcado: quienes apoyaban la "siempre" fresca obra de Gabriel, o por el contrario, el "desgastado" realismo mágico que corona toda su obra. Superando estos traumas, helo aquí, al fin.

La novela de Memoria de mis putas tristes es un libro pequeño, compacto, con muy pocos personajes para ser Gabo (haters gona...), que transcurre en una Colombia añejada en la memoria, en Barranquillas, (1960, dice un ensayo que leí por allí, y que francamente no recuerdo ni el autor, dada la referencia de su nacimiento con el final de una guerra, más los 90 años del personaje central). Se trata de la historia de un hombre que despierta en su cumpleaños 90, y que se quiere regalar a sí mismo los placeres de la carne de una jovencita virgen, último capricho de un hombre que ha perdido todo lo que le importaba: su columna, su madre, su fortuna, su energía. Básicamente de eso se trata todo el libro, con un aire nostálgico y amargado como el del Coronel, en el que el anciano va haciendo un recuento de la historia de su vida sentimental/sexual, que en este caso terminan siendo lo mismo, más el linaje del que proviene y al que ha mancillado de toda forma. Se trata de un libro sobre la memoria, lleno de pasajes descompuestos por el arrepentimiento del tiempo, y que se entregan al lector con el cansancio de un escritor que ha llegado al final de su obra. Porque la historia es una paráfrasis de su propia obra, y de su deseo interior de exorcizar sus recuerdos personales. O eso pensé yo, cuando menos.


La historia narra la relación de este hombre con las mujeres, con su familia, y con su obra. Todo un recuerdo decadente. Sin embargo, me resulta impresionante que la crítica y el ambiente cultural mexicano haya cedido al chisme de divulgar que es una obra sexosa, y que se trataba de un descontrol de edad muy adulta de Gabriel. Todo lo contrario. Es una novela sobre el amor. Sin embargo, tampoco es una novela rosa y tierna. Se trata de un complicado transcurrir de la vejez, que sólo puede ser más llevadera mediante una obsesión tan fuerte como la pasión. Que en este caso, tiene más de épico y lírico que de romántico. En especial desde la perspectiva del actor central, ya que todo los demás, en especial el objeto de su amor, sólo ocurren. Y sí, objeto es la palabra correcta. Eso es esta novela. Y sé que es spoiler, pero se trata de una relación que se construye sobre el verdadero significado del deseo, mas no de la posesión (eh), aunque no se puede afirmar que sea mutuo.

Sin embargo, no todo es tan brillante en este libro. Se trata de un libro cansado, lento, y falto de ese aire "mágico" de la narrativa de Márquez, en el que se transcurren las páginas con la amargura del personaje que va viendo pasar un año en el que su memoria le trata de buscar perdón al desperdicio que ha sido su vida. Y eso en muy pocas hojas (menos de 100). Sin duda, un cierre poderoso para la obra de este escritor, ya que termina mandando a sus lectores un mensaje prudente y digno: el amor (no la pasión), puede hacer agradable la muerte. Y tan es así, que parece que la historia sólo es la excusa para hablar de ello. Es un libro que se aleja del selló místico del realismo mágico de la latinoamérica de ensueño, y de la fantasía que decora la vida. Se trata de una novela demasiado realista. Por eso es que tampoco se puede hablar mal de este libro, pese a contados momentos en la historia que no son tan brillantes y cuidados como estamos acostumbrados en otros de sus libros. Quede en usted, lector de esta novela, su propio juicio sobre este libro, que sin duda deja claro que el Gabo se fue diciendo todo lo que tuvo que decir en su momento... y que le agradezco profundamente, ya que me hubiera encabronado que nos hiciera lo que Manuel Payno con su chistecito de morirse a mitad de una excelente novela. Sabrá usted si prefiere al escritor soñador que tejía mariposas de colores o a este hombre que medita desde la sobriedad que antecede a la muerte (del personaje y propia). En mi caso, puedo afirmar que si bien no fue una lectura capital, si lo fue una muy agradable.

Descanse en paz Don Gabriel.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...